"Momentos Cómplices”...
Eran los tiempos de leer.
Detrás de cada palabra quedaban señales que se escondían por que nadie las encontraba y ellas se deslizan dejando tenues huellas.
Detrás
esperando
quedan
letras.
No sabía ni quería saber qué hora era. Me sentía a gusto.
Era un Chat que hacia honor a ese nombre
Eran tiempos de estar callada, leyendo, escuchando, intentando aprender a caminar junto a las palabras…sobre el filo de unas sensaciones prestadas a fondo perdido...extraña generosidad virtual en pugna con el egoísmo de la realidad… en esos momentos, aun cuando nadie escribía.
El fue la primera persona ha dio un nuevo sentido al verbo “habitar” ha sabido, querido…conjugar esta palabra dentro de nuestras vidas, en nuestros sueños…
Se me hace difícil escribirte así, cuando hace unas horas lo hacía en directo, pero esta es la única manera de poder expresarme sin verme afectada por tu presencia, lejana en distancia, pero muy corta en sentimientos, esos que afloran impetuosos e irrefrenables entre dos personas que como tú y yo, hemos llegado a ser tan… cómplices el uno para y con el otro.
Atrás quedan aquellos primeros contactos en los que el azar tuvo su cuota de protagonismo. Aquellos diálogos en los que queríamos hablar pero nos cortaba la corrección impuesta por las normas del civismo que debíamos mantener.
Eran charlas, intranscendentes, llenas de tópicos, es verdad, pero así comenzábamos a conocernos poco a poco.
Entonces supe de tus gustos literarios y aprovechaba mis momentos libres para buscar tus textos colgados en alguna parte de este inmenso e infinito ciberespacio, y aunque eran textos engendrados antes de conocerme, me sentía identificada con las palabras, que sin saberlo, habías creado por y para mí, como si me hubieras estado esperando desde siempre.
“….volaba con tus mariposas en esos cielos de cristal, sentía tus caricias de brisa sobre mi rostro y me dejaba querer, mimosa y entregada, con esa ternura que sólo tú eres capaz de transmitir…
Pasaban los días y en uno de ellos, un día especialmente deseoso en conocerte, te pedí que me abrieras tu videocámara.
No lo dudaste porque sabías de antemano el efecto que ibas a provocar en mí y yo, cargada de deseo, buscaba cada píxel de la pantalla intentando averiguar por donde ibas a aparecer… hasta que, por fin, pude conocerte.
Acababas de llegar a casa. Tus ojos, fijos en alguna parte de tu pantalla, brillaban de manera especial esperando mis primeras letras, esas que iban a indicarte la impresión que tu imagen me había causado.
-(…“realmente guapo…”) -pensé para mis adentros.
-¿Me ves? –preguntaste
-Sí… te estoy viendo hace un rato. –respondí.
-¿…y…?
-No te imaginaba así.
- ¿No te gusto? –.
-¿Gustarme?... ¡Dios! No te imaginaba tan… guapo. Ya sabes, la gente por aquí da una imagen en los perfiles y cuando compruebas la realidad, te sientes un poco frustrado. Pero no es tu caso, chiquillo. Eres mucho más guapo de lo que esperaba y además, esa barbita te sienta de maravilla… es el marco ideal para esa sonrisa que esbozas ahora y que me está cautivando. No me canso de mirarte y ahora, como que te pienso susurrándome al oído todas esas palabras que escribiste, y tiemblo emocionada…
Fue la primera vez que te vi y grabaste tu rostro en mi retina de una forma permanente. Ya podía verte en mis sueños, ya tenías un rostro, unas manos, unos labios, una boca….Ya podía soñarte paseando por la playa en cualquier atardecer, tomados de la mano, en compañía de silencios sólo rotos por los besos que te robaba mientras tú te abrazabas a mi cuello.
Entonces, tuve prisa por escribir todo lo que tu imagen provocaba en mí… Mis dedos aporreaban con gran velocidad las teclas de mi portátil, tratando de dar salida a todo lo que quería decirte.
Era un monólogo…era mi monólogo y no quería detenerlo.
-Me perdonas un momento?- escribiste. -Tengo que hacer algo, pero vuelvo enseguida.-
-Bien. Te espero impaciente
Te incorporaste de tu asiento y al hacerlo, pude verte un poco más. Fue una décima de segundo tan sólo, hasta que desapareciste de la imagen…
Yo permanecía atenta a mi pantalla. Veía tu sombra moverse, mientras ibas y venías por la habitación y deseaba que terminases lo que motivó tu ausencia para verte de nuevo. Lo deseaba realmente.
Los segundos se hacían eternos hasta que por fin, apareciste de nuevo. Te habías quitado la ropa de calle y te habías puesto la bata de estar por casa.
-Ya estoy.- dijiste como saludo.- Me he puesto cómodo, así luego no tengo pereza para acostarme.
-“mmmm… así me gusta más… estás como más cercano. Ahora que te he visto, me será más difícil no pensarte como hombre y además no quiero dejar de hacerlo. Al fin y al cabo, eres muy sexy….jajajajaja, tal y como pude comprobar cuando te incorporaste-
-No se te escapa ni una- dijiste
-No me tomes a mal. No soy una voyeur
Volvimos a hablar de nosotros. Poco a poco íbamos desnudando nuestras vidas sin tapujos, sin miedos, mientras la noche nos envolvía. No sabía ni quería saber qué hora era. Me sentía a gusto contigo, leyéndote, conociéndote más y más mientras tú me hablabas.
Así pasaron días, semanas, meses…. Y nuestros momentos, por razones obvias se iban distanciando. Necesitaba hablar, hablarte pero no a través de un dialogo de Chat, donde las frases han de ser cortas y concisas. Necesitaba dejar aflorar todo lo que llevaba dentro, como si de una carga pesada se tratara y una tarde me puse a escribirte.
Muchos comienzos destruidos por el “supr.” del teclado porque no conseguían ponerme en situación, en la situación que yo quería. De repente los dedos iniciaron una febril tarea. No podía pararlos. Me había rozado el hombro esa musa que nunca se deja ver, pero sí sentir y así comencé mi texto… tratando de que vieras a través de mis letras lo mismo que yo veía a través del corazón….
….
“¿Qué tipo de relación puede darse entre un hombre y una mujer? De una mano me sobran 3 dedos para poder definirla.
Han sido muchas horas las que hemos compartido. Horas cargadas de sinceridad de el uno para con el otro, de una ternura que sólo emerge cuando los corazones cierran los ojos al convencionalismo y sólo se dedican a latir, a veces con prisa, a veces más serenamente, pero latir bajo la única influencia de la otra persona.
Como suelo decirte, son nuestros momentos cómplices. Momentos en los que sin más razón que nuestra propia voluntad y deseo, compartimos lo que yo entiendo y quiero hacerte entender, como una amistad sincera y sin barreras. La mujer y la amiga en nuestro caso, son indisolubles.
Quizás haya quien no termine de entenderlo. No me importa lo que piensen los demás, trato día a día de crear una vida que no por ser paralela a la real, carece de sinceridad y de todos los ingredientes con que la aderezamos minuto a minuto.
Cuando las palabras no sirven, cuando los tópicos se agotan solo hay un lenguaje eterno, inagotable... el lenguaje de los sentimientos.
Emergienda precipitadamente desde mi yo más escondido a los ojos del mundo, traspasan distancias, cruzan fronteras y atraviesan mares para llegar desde el uno hasta el otro a la misma idéntica velocidad con que el deseo los crea.
Miento si te digo que deseo quererte? Sólo tú podrás saberlo o lo entenderás cuando tras esta frase no se esconda sino las ganas de compartir, de dar y recibir sin exigencias, de no querer poner límites a nada, de saber situarse en el justo término que la otra persona demanda, como amigo, como persona, o como lo que sea.
Es fácil compartir la alegría. Eso lo sabe hacer cualquiera. Lo difícil es saber esperar, saber demorar tu propio deseo al deseo del otro, incluso a su tristeza... no... Digo más... sobre todo con su tristeza.
Es cierto que este mundo al que llaman irreal, no parece el idóneo para estar triste.
La insolidaridad generalizada convierte en egoístas a quienes no ven más allá de las letras que leen o no buscan sino satisfacer sus propias necesidades, al margen de las que los demás puedan tener.
Y tú y yo lo sabemos.
Hemos sabido compartir, de manera solidaria, aquellos momentos en los que el mundo parece agotarse y se levantan muros de impotencia, se achican nuestros espacios vitales reduciéndose a cuatro paredes y un horizonte que se puede tocar con los dedos de la desesperanza. El otro estaba allí... ofreciéndote apoyo, cariño, comprensión y tratando de llenar de energía y de vitalidad los momentos en los que la depresión parecía escribir nuestras vidas.
Cualquier disculpa era buena para compartir... y digo compartir, que es sinónimo de llevar entre los dos las pesadas cargas de nuestra propia desesperanza, haciéndola más liviana.
Has llegado a conocerme como yo creo conocerte. No tenemos secretos entre los dos y por ello, tampoco tenemos necesidad de crear barreras o fronteras con las que protegernos. Así, noche tras noche, vamos creando una vida paralela a la que ya tenemos, con cariño, con libertad, con ternura.
Los dos sabemos que nos rodea la incomprensión... o será quizás la envidia que nos tienen, disfrazada de convencionalismo o de prejuicio obsoleto?
No me importa lo que piensen. Llamaré, un día más a tu puerta y sabré que, pase lo que pase, podré traspasar el umbral de tu intimidad sin que te sientas agredido o violentado.
No sabía ni quería saber qué hora era. Me sentía a gusto.
He abierto mi ordenador... He leído su carta.... y está online. Le llamo, le hablo, le comento mis angustias y le he pedido que me hable de las suyas.
-Hola Necesitaba hablar, hablarte pero no a través de un dialogo de Chat, hola, pinché mal
-¡Dios! vaya medico, como pinché igual a lo paciente.....
-NOooo, ni los toco, ni de cerca.
-¿Me vas a contar lo que te ocurre?
-Quería darte esta confesión,
- Mira, no busco que nadie me sienta, ni me espere, ni me aguarde no busco ya nada, mira, esa es la foto de mi mundo, de mi vida, marchándose, la he vuelto a ver varias veces el viernes la última vez.
Ella es feilla, poca cosa, mal tipo, pero es un mundo interior que me dejo atrapado desde el primer día, he renunciado a mis sentimientos como ella ha hecho con los suyos.
Esa foto es mi mundo marchándose y con ella mi capacidad de sentir, mi deseo de sentir, mis ganas de sentir, no deseo nada. Porque ella lo es todo y ella nunca podrá estar a mi lado. Las cosas son así, ella no las puede cambiar y yo tampoco.
No la he tenido, no la he besado, no he puesto mi mano sobre ella y sin embargo su mundo me ha llenado, nunca antes, nunca me había ocurrido eso ni creo que me pase mas y aun sabiendo que nunca estaremos juntos continuo acudiendo a su lado cuando me llama, porque solo se que tendré eso.
Compartir sus problemas, compartir sus lagrimas, sus carencias me hace mas que poseer su cuerpo, nada me hace mas feliz que tener que ir a compartir un marrón de su trabajo, un quebradero de cabeza, un disgusto, un silencio, o un paseo sin decir nada, mientras que el mundo se detiene.
Claro que hay muchas mujeres más, te garantizo que ella es más fea que tu, peor tipo, pero es ella…Claro que seria fácil pedírtele a una yo que se… pero ella esta en todos los sitios.
Mira que me he rodeado de rubias macizas, escotes o sexo, de aquí te pillo aquí te jodo y al despertar… o no estar ella o no estar yo.
Esta vez es la primera vez...y la ultima que alguien me invade así ella es mi mundo y nunca la tendré, pero no me importa nada me importa ya.
Quería darte esta confesión, aquí la tienes.
Ella es mi vida y nunca mi vida y ella podrán estar juntas, lo asumo lo acepto y continuo aquí. Solo tengo esa foto del último día que hablamos de sentimientos, marchándose, diciéndome lo que sentía, escuchando ella lo que sentía yo pero ella.
Debía marcharse y yo lo sabia de antemano y lo acepte, ahora nos vemos reímos y nos negamos, yo se lo que encierra y ella lo que encierro yo, bueno...cosas de la vida.
-si, querido amigo la vida es muy caprichosa siempre
-Por cierto el pelo así te queda muy bien
-gracia, muchas gracia por contármelo, aunque a pesar de todo no entiendo tu decisión, no deberías de renuncia a ella, la vida es tan solo un momento y aunque trato de entenderte no te entiendo muy bien…
Como bien dijiste, solo basta un instante para conocer a alguien y darte cuenta que es esa parte de ti… te comprendo muy bien mas de lo que piensas o imaginas. Solo espero seas capaz de luchar por ese sentimiento.
Trata de lograrlo, disfrutarlo, tu te lo merece, ella también, yo lo deseo con todo el alma, deseo tu felicidad, tu paz, tu vida.
Quiero decirte que siempre vas a contar con mi apoyo incondicional, mi respeto y sobre todo mi amistad.
Esa amistad que hemos conseguido tú y yo y nadie podrá impedírnoslo, y es por eso por lo que hoy, de esta manera peculiar, quiero decírtelo y decirlo al mundo.
Gracias amigo... por serlo, y por ser como eres, y sobre todo por serlo para mí y serlo conmigo.
.
Kesia
QUEDAN RESERVADOS LOS DERECHOS DEL TEXTO